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La Danza del Vientre, el Embarazo y el Parto

En las clases de Fusión Pilates PRENATAL usamos elementos de la danza del vientre por su gran eficacia en este tiempo que es tan especial para cada mujer.

“Una mujer es la guardiana y la anfitriona de la tierra. Como portadora de vida ella está más cerca de nacimiento y muerte y así más cerca de la vida y de la tierra. Esto, vinculando la vida misma, es el verdadero espacio de una mujer.”

Conciencia interna
En las civilizaciones antiguas de medio oriente y el norte africano la gente se percibieron como encarnaciones divinas. Para ellos no existía ninguna separación entre cuerpo y mundo, interior y exterior, esta vida y la próxima: todo era indisolublemente unido y conectado. La sociedad matriarcal no conocía el “YO”. Esta relación armoniosa con el mundo se puede rastrear a través de esculturas antiguas cuales a la vez cuentan sobre los mitos y rituales de estos tiempos. Originalmente todos los rituales fueron bailados, cuerpo y mente fueron sincronizados en la moción de la unidad expresando sentimientos profundos, expectación y llamada.

Rituales y sus danzas particulares fortalecieron los vínculos entre los miembros de la comunidad, transmitieron alegría, elogio de la vida. Los hombres y mujeres intentaron de comprender el misterio de la vida y de la naturaleza y sobre todo el misterio del nacimiento y la muerte, los más grandes misterios de todos, a través de estas danzas. Por eso los rituales fueron usados como conjuro por el crecimiento en la tierra, para ayudar a las nubes de romper lloviendo y para celebrar actos de fertilidad.
En sociedades matriarcales, horticulturales y de agricultura las mujeres aseguraron la mayoría de las necesidades para la supervivencia, la razón por la que tuvieron las posiciones claves en las tribus.
Una mayor característica del culto del matriarcado era bailar. La danza fue más que una explosión emocional, más allá de una oración, la practica más mágica de todo siendo la forma más elemental de la expresión espiritual. Todas las otras formas de expresión que hemos llegado a conocer hasta hoy en el nombre del arte provienen de la danza. ( Extracto de textos de Rosina-Fawzia Al-Rawi )

La Danza del Embarazo
El movimiento se realiza con el cuerpo.
El pensamiento se forma en la mente.
La esencia proviene del alma.”
Cuando se mueve el cuerpo, la mente se detiene y el alma se disuelve en una realidad divina. Los movimientos de la danza del vientre, los ochos, círculos, ondulaciones, espirales y vibraciones en que se mueven las caderas, el vientre, los senos, los brazos y manos de la mujer son todos símbolos de la infinidad. La palabra infinidad nos hace pensar en el Universo cuyos límites no conocemos. Algo parecido pasa con las almas.  Cuando dejamos de pensar completamente estamos conectados con nuestra esencia, nuestra fuente, nuestra alma. Nos encontramos en un espacio libre y eterno.
       
Existe la libertad de interpretar la sincronicidad entre los movimientos de danza en formas infinitas, la estructura del DNA y la ayuda que estas mismas formas bailadas significan en el embarazo y en el acto de dar luz a la vida de un alma eterna que está entrando en un cuerpo físico. ¿Coincidencia o fenómeno de la naturaleza? Sigue fascinante la coherencia si se recuerda que en aquellos tiempos no se conocía la estructura del DNA, ni existían telescopios para hacer observaciones cosmicas.
El latido del corazón maternal es el primer ritmo que percibe él bebe en el útero, donde está flotando como si fuera un océano cálido, ligeramente oleado por los movimientos de la madre que le está prestando su cuerpo. Son el movimiento al ritmo y la fluidez continua que unen a los dos en el sueño eterno cuya manifestación es la vida.
Ya que los movimientos de la Danza del Vientre principalmente están realizados en las caderas y en la pelvis, son ellos que naturalmente preparan al cuerpo de la madre para el parto llevando a una musculatura fuerte y flexible en la zona donde va a salir su bebe.
El maestro interior de las mujeres embarazadas es su instinto y siguiendo a él, aquellas mujeres de la antigüedad sabían perfectamente lo que tenían que hacer para poder controlar las fuertes sensaciones cuando se acercó el momento del nacimiento de sus hijos.

La Danza del Nacimiento
El ritual que acompañó el parto comenzó con la limpieza. Las mujeres que asistieron se lavaron tres veces para obtener un estado de pureza física y espiritual ya que es un momento sagrado. Igual de sagrado fueron los textos que recitaron pidiendo protección divina para crear un ambiente de confianza para la embarazada, que era arrullada en un estado de ausencia para hacer el dolor más soportable.
Cuando la mujer empezó el trabajo del parto con las primeras contracciones los hombres salieron del lugar que estaba preparado. Ellos acompañaron al futuro padre. Las mujeres se quedaron y cantaron melodías relajantes. La mujer con más experiencia y madurez cuidaba de la futura madre mientras las más jóvenes movieron sus caderas y vientres al ritmo de sus cantos. La futura madre las acompañaba bailando siempre cuando le fuera posible entre las contracciones, entregándose con sus gemidos que estaban integrados en el ritmo estable de las mujeres presentes, que bailando la llevaron en trance y así la ayudaron de aguantar y transformar el dolor en fuerza. Las ondulaciones, pequeños estiramientos internos y vibraciones de las caderas y la pelvis rulando en círculos ayudan al cuerpo de dejar ir el dolor.
              
Suena paradojo, pero el dolor del parto tiene su justificación. A raíz de él el cuerpo produce grandes cantidades de endorfinas que están directamente transferidas al bebe que está haciendo el primer esfuerzo de su vida antes de abrir sus ojos por primera vez. Hoy sabemos que las endorfinas son las hormonas responsables para sentir placer y felicidad. El dolor del parto es entonces un sacrificio deseable, un regalo de amor de la madre al hijo en los primeros instantes de su vida y un fundamento del vínculo indestructible entre madre e hijo.
Al nacimiento póstumo llamaron “hermana” y lo dejaron envuelto por una noche al lado del recién nacido antes de enterrarlo.
En los primeros cuarenta días después del parto mientras recuperaba sus fuerzas la joven madre recibió ayuda de las mujeres que compartieron el nacimiento con ella ya que en estas semanas los huesos de su cuerpo vuelven a su posición, la sangre sigue fluyendo y comienza la fase de la lactancia …

Algunas tribus tenían el costumbre de posicionar objetos simbolizando fuerza y prosperidad cerca del bebe con la función de bendecir e invocar la suerte.